miércoles, 13 de abril de 2011

DIARIO DE VIAJE: URQUIZA y ENTRE RÌOS


Debí haber estado en Ayacucho, este fin de semana, para presenciar las últimas jornadas de la Fiesta Nacional del Ternero y la Yerra, donde fui gentilmente invitado. Debí haber estado, pero no estuve.

En cambio, las elecciones del Peronismo Federal entre Duhalde y Rodríguez Saá, me llevaron una vez más a Entre Ríos. Ganó Duhalde, fin de la historia.


Las rutas entrerrianas tienen algo de mágico y peligroso. Las cuchillas del terreno, que las hacen subir y bajar, conviven con las autovías en construcción, rutas provinciales soiitarias y en buen estado y otras donde, esquivar un bache a alta velocidad, puede ser la diferencia entre la vida y la muerte. Sus caminos de ripio y tierra son traicioneros, llenos de barro y riachos escondidos, curvas y encerronas. Amo estas rutas. En este panorama, la interna entre el ex presidente y el gobernador de San Luis, pronto pasó a segundo plano, en mis prioridades. Entre Ríos siempre tiene una sorpresa a la vuelta de un recodo, para investigar, disfrutar o recordar.


RECORDANDO UN ASESINATO


El 11 de abril de 1870, un comando de aproximadamente 50 personas, se acerca al galope a la residencia del General Justo José de Urquiza. Cae la tarde y las primeras sombras del anochecer, ocultan las siluetas de jinetes y bestias. Urquiza, descansaba en el llamado Patio de Honor de su villa, desconociendo que sus asesinos estaban al llegar. La casa, enorme y lujosa para la época, fue la primera propiedad en tener agua corriente en el país, viente años antes que en Buenos Aires; estaba cuatodiada fuertemente. Urquiza, su esposa y varios de sus hijos, se sentían seguros allí. Pero la guardia estaba comprada por el caudillo opositor López Jordán y el medio centenar de sicarios pudo ingresar al Palacio San José, sin problemas. Los hombres se dispersaron por la propiedad para hallar al General Urquiza. Un grupo rodeó el lago interno, otro fue para las caballerizas y las cocheras, y un tercero enfiló para los patios interiores. En el Patio del Parral, sonaron los primeros tiros, entre los asesinos y los hombres, leales, de Urquiza. El tiroteo advirtió al General del peligro, saltó de su silla y buscó su arma. Con su esposa cerca, se tiroteó con los atacantes, pero fue herido en una mano. Su sangre aún adorna las paredes del lugar. Opuso resistencia pero fue superado en número. Un tiro en la cabeza y otro en la cara terminaron con su vida. La interna política de Entre Ríos y el partido Federal, estaba resuelta; el jordanismo toma el gobierno provincial. En Buenos Aires se respira alivio...


Durante años los asuntos provinciales y nacionales se manejaron desde el Palacio San José. Derrocado Rosas, el poder pasó a manos de Urquiza, después de Caseros. Mitre fue huesped en la mansión y Sarmiento también. Aún está en la habitación donde se alojó Sarmiento, la canilla que Urquiza le mandó instalar para que bebiera agua fresca y de paso, demostrarle que los caudillos del interior no eran los bárbaros que el sanjuanino creía y a quienes tanto atacó en Civilización y Barbarie. Urquiza era un gran anfitrión, pero también un gran sutil que no olvidaba ofensas. Tres décadas en el candelero político de la época le ganaron muchos enemigos, por eso cuando, años después de Caseros, empezó a reivindicar a Rosas, la cosa se puso espesa. Al final, todo se saldó con su aesinato, tenía 69 años, 23 hijos reconocidos, dos matrimonios y cerca de cien hijos más, sin reconocer.


El Palacio San José tiene una capilla que Urquiza pudo construir gracias a una dispensa directa del Vaticano, adornada con vitrales y murales realizados por el artista uruguayo Blanes. Sus columnas son lisas, pero por un efecto óptico, creado por el pintor, parecen acanaladas. Hay un lago particular y frondosos bosques. Palmeras traídas desde el Caribe y avenidas interiores frescas y arboladas. Dos torres de vigilancia y dos relojes. La torre norte y su reloj es original y la sur una réplica, construída años después para mantener la simetría, el reloj de esta torre es un adorno. Entre los adelantos que tenía para su época, además del agua corriente, se puede mencionar habitaciones con baños privados, una cocina preparada para elaborar una comida para 50 personas por vez. Cocheras, depósitos, pisos de mármol italianos y una variedad de flores y plantas europeas y de centroamérica. Y una bodega, que ya no existe. Llegué al Palacio por los caminos interiores, todo ripio y tierra, en lugar de ir por la RN 39. Sólo así se puede entrar a dos pueblitos rurales llamados San Justo y San José, en honor a Urquiza obviamente; donde el tiempo parece detenido y la sensación de apuro es desconocida.


Iba a aprovechar para seguir con mi investigación sobre Yabrán, pero decidí dejarlo para más adelante. En cambio, subí el auto al ripio y dejé que la Historia me atrapara. Llegar al Palacio San José, por esos caminos es mágico, si no te importa que el auto sufra, asi podés andar el mismo itinerario que los sicarios de López Jordán. Mañana se cumplen 141 años del asesinato de Urquiza y la fecha aún conmueve en toda la provincia. Un grupo de cincuenta o sesenta motoqueros de Argentina, Uruguay y Brasil; escucharon con atención a la guía del museo y fueron quienes más preguntaron. La historia y la fascinación del lugar, los atrapó también a ellos. Otro prejuicio que se cae.


Después de mi visita al Palacio San José, me llegué hasta el puerto de Concepción de Uruguay, para ver el lugar donde desembarcó Sarmiento cuando visitó Urquiza, y solo un faro existe ahora. La tradición dice que al bajar del barco Urquiza, le hizo una alfombra roja simbólica, elaborada con pétalos de rosa, miles y miles de pétalos de rosa. Otra ironía sutil y elegante del General, que sabía que Sarmiento odiaba el color rojo, que era el color del Partido Federal. (Sarmiento se proclamaba Unitario en época de Rosas y el color partidario era el Celeste).


Más tarde, a la noche, tenía que estar en Gualeguaychú, para la reinauguración del Teatro Municipal, luego de tres años de obras, con dinero aportado por los vecinos. Tocaba la orquesta filarmónica de Entre Ríos. Pero esa es otra historia.


Osvaldo Igounet

IGOUNETNOTICIAS.COM

copyrigth 2011


Me gustó esta nota sobre el Palacio San José, porque nos narra con agilidad detalles de la residencia de Urquiza y como fue em momento de su muerte.

Prof. Carmen L. Alvarez